Pedro Mardones Barrientos, poeta, profesor, soñador empedernido ha partido a los brazos del Padre
Villa Alemana, la ciudad que él potenció como la Capital de la Poesía, deberá despedir sus restos. Lleva las banderas de la palabra, la solidaridad de los pioneros que abrieron camino a las letras en nuestra V Región. Hoy su cuerpo radica en la tierra que lo vio soñar, hoy él vuela trepado al volantín de esos sueños y remonta cielo arriba con sus metáforas.
Pedro Mardones fue un buen compañero de ruta en el camino de las letras y la última vez que estuvimos juntos fue, precisamente casi un año atrás, cuando despedimos al común amigo León Santoro Funes.
Hoy los avatares de la existencia me impiden llegar a tiempo a su despedida final. Desde las tierras salitrosas del norte grande, levanto mi saludo de "hasta pronto, Pedro", para evocar los momentos en que poníamos juntos la placa de homenaje a Rubén Darío en el frontis de la Superintendencia de Aduanas de la época. O las tantas veces que recitamos en el IPA o en las tertulias del paseo Rubén Darío. Pedro Mardones, profesor y enamorado de su esposa hasta el último aliento, anda tranquilo, que Dios te tiene reservado un espacio para el disfrute sin prisa de la poesía inmaculada. Esa que quisiste pintar con tu alma buena en tu Villa Alemana querida. Allá te aguardan las brisas que tu cansado cuerpo te fue negando y aspirarás la esencia de la creación, con un espacio privilegiado que es sólo para los soñadores persistentes.
Pedro, amigo mío, descansa en paz.
Iquique, Chile, 25 de Mayo de 2006
Un lugar de Valparaيso para la creatividad y el estudio
Pedro, amigo mío, descansa en paz.
Iquique, Chile, 25 de Mayo de 2006
Un lugar de Valparaيso para la creatividad y el estudio
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